lunes, 7 de abril de 2008

Editorial



1917: la revolución; 1991: la disolución. Ascenso y descenso de la URSS y el mundo socialista. Una mirada sobre el siglo XX.

¿Errores de dirección política y ambiciones de poder o producto de la lucha de clases?

Análisis de la historia.

Toda interpretación de los hechos históricos está teñida por la subjetividad de quien la realiza. Más aún si el tema que se trata es una revolución proletaria. La vigencia de la lucha entre explotadores y explotados tiene hoy (como hace más de dos siglos) tanta trascendencia que hace imposible no tomar partido.

Por lo tanto analizo los acontecimientos que llevaron a la toma del poder en Rusia por parte del Partido Bolchevique hasta la desgraciada caída del “campo socialista” en la década del 90, con la convicción de que aquellas experiencias fueron las primeras que realizaba el proletariado para lograr su emancipación y con ella la de todos los pueblos del mundo. Y que hoy lejos de haber abandonado esa búsqueda reaparece nuevamente en escena advirtiéndole a la burguesía que la espera su verdugo en el umbral.

El socialismo real

En la terminología ideológica soviética se llamaba “socialismo real” a la clase de socialismo que funcionaba en Europa del este( Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia, Rumania, Bulgaria, Albania y la República Democrática Alemana) que había quedado configurada al llegar 1950 y que implicaba o sugería que podía haber otras clases distintas y mejores de socialismo pero que en la práctica esta era la única que funcionaba.

Este área socialista durante la mayor parte de su existencia formó un universo propio autónomo y en gran medida autosuficiente. Conformaba un bloque único bajo el liderazgo y la dirección de la URSS.

Los sistemas políticos del mundo socialista eran básicamente imitaciones del modelo soviético. Se basaban en un partido único fuertemente jerarquizado y autoritario que monopolizaba el Estado y gestionaba una economía planificada, centralizada e imponía un credo marxista - leninista único a la población.

Estos regímenes socialistas, si bien fueron posibles gracias a la victoria del Ejército Rojo, no fueron impuestos por las armas más que en cuatro casos: Polonia, Alemania ocupada, Rumania y Hungría (en tanto que la llegada del socialismo en China, Corea y Vietnam no debía nada a las armas soviéticas).

En estos Estados europeos la llegada del socialismo, incluso en los casos en que fue impuesto por el Ejército Rojo, gozó por un determinado tiempo de legitimidad y apoyo popular. Inspiraba a jóvenes e intelectuales a la idea de construir un mundo nuevo sobre las ruinas de viejo. El compromiso Comunista con la industrialización (progreso y modernidad) en los países agrícolas más atrasados tuvo mucha resonancia entre las masas.

Ahora bien, como dijimos estos países conformaban un bloque que se sometía a las decisiones de la rígida política y economía de la URSS. Mientras Stalin estuvo al frente su actitud fue muy poco conciliadora con las disidencias que pudieran tener los países del Este europeo. Eran muy comunes las purgas y procesos públicos en las direcciones de los partidos comunistas de estos países satélites.

La salida de Yugoslavia en 1948 no afecto al movimiento comunista. Con la muerte de Stalin en 1953 y los ataques oficiales a la era stalinista que se registraron e el XX congreso del PCUS de 1956 comenzó el desmoronamiento político del bloque. Llegados los años sesenta las presiones a favor de la flexibilidad y racionalidad de la planificación económica soviética se hicieron difíciles de resistir. Dada la estructura de estos Estados comunistas las respuestas vinieron desde arriba.

La rebelión estallada en Checoslovaquia y el programa que proponía su Partido Comunista fueron más de lo que la URSS pudo permitir y, no sin diferencias internas, derrocó al gobierno de Praga por la fuerza de las armas.

A pesar de que el bloque permaneció unido por veinte años más este hecho pareció ser el fin del Movimiento Comunista Internacional con centro en Moscú.

Mientras tanto, e independientemente de estos sucesos políticos, existía aún la necesidad material de reformar el sistema de economía dirigida de tipo soviética. Las economías no socialistas crecían más que éstas. En los años setenta se hicieron intentos de descentralización sin demasiado éxito.

Ya no podrían revertir esta situación política y económica que llevaría al derrumbe del campo socialista en los años noventa.

En busca del por qué del socialismo real

Existen , al menos, tres variables principales que influyeron para que la revolución de octubre de 1917 se desarrollara como lo hizo y terminara de esa manera:

A. El factor subjetivo: Partido Bolchevique (su ideología marxista, su organización, su conciencia).

B. Las condiciones objetivas de Rusia en 1917 .

C. El hecho histórico de la toma del poder por parte de la vanguardia del proletariado.

Estos elementos centrales sumados a los imponderables tales como, por ejemplo, la temprana muerte natural de Lenin; el problema de las nacionalidades; los conflictos bélicos; la resistencia de la burguesía rusa; el ataque permanente de las potencias imperialistas y los errores políticos de la dirección, configuraron el destino de la revolución. Intentaremos, al desarrollar un poco los aspectos centrales antes mencionados, alcanzar una conclusión que nos permita comprender, en líneas generales, por qué el socialismo real fue lo que fue. Veamos.

El partido bolchevique.

El partido bolchevique fue concebido por Lenin como una organización revolucionaria, conspirativa que tenía como estrategia principal la toma de poder para la instalación de la dictadura del proletariado. Era consciente de que en la Rusia de principios del siglo XX su partido era el único capaz de dirigir al proletariado hacia su liberación.

Contaba con un partido clandestino formado por cuadros profesionales, fogueados en mil batalla y con formación teórica. Estaban organizados mediante el centralismo democrático. Este último aspecto será central para comprender la futura organización del gobierno soviético.

El modo organizativo que toma el partido de Lenin se debe a que los objetivos que persigue atraerán necesariamente la represión de las clases dominantes. Por lo tanto era imprescindible, para alcanzar la victoria final (único objetivo que tiene la organización), constituir una estructura que permitiera la discusión y el debate del colectivo y a si mismo el sometimiento de la minoría a la mayoría y, sobre todo, el cumplimiento a raja tabla de las resoluciones del colectivo.

Es posible que en esta centralización se encuentre parte del germen de la futura burocratización de la URSS, pero es evidente que sin ella no se hubiera podido alcanzar la toma del poder. La estructura así planteada le permitió estar a la altura de las circunstancias de la situación de masas a lo largo del año 1917 y mantener independencia política del resto de los partidos reformistas y de la burguesía.

El partido así concebido por los bolcheviques era necesario para la toma del poder y para el sostenimiento de la dictadura del proletariado. Así mismo era idea de Lenin y demás dirigentes que una vez alcanzado el poder la administración y dirección del Estado fuera llevado adelante por los soviets, quienes progresivamente se irían desprendiendo de las estructuras del viejo Estado mientras constituían uno nuevo acorde a le estrategia proletaria de la revolución mundial. Dice Lenin: “El proletariado no puede “apoderarse” del “aparato del Estado” y “ponerlo en marcha”. Pero si puede destruir todo lo que hay de opresor , de rutinario, de incorregiblemente burgués en el viejo aparato del Estado, y reemplazarlo por un nuevo aparato propio. Este aparato es, precisamente, los soviets de diputados obreros, soldados y campesinos”

Nada de lo expuesto anteriormente puede dejar de mirarse bajo la estrategia del Partido Bolchevique que consistía en la revolución mundial. Nadie en dicho partido esperaba que el gobierno revolucionario pudiera sobrevivir el aislamiento. Para ellos Rusia sería tan solo un disparador del estallido revolucionario en los países desarrollados.

Pero no fue así. Rusia iba a ser por mucho tiempo el único país en donde había triunfado la revolución proletaria.

Es aquí cuando nos preguntamos: ¿tenían otro opción los bolcheviques que dedicarse a transformar su país?; ¿contaban con las fuerzas productivas, políticas, sociales, técnicas para lograr el plan original?; ¿podían aplicar otra cosa que no sea la economía de guerra (planificación y centralización política, administrativa y económica)?

Rusia en 1917

En la obra de Marx y Engels, que era la guía del accionar de los bolcheviques, falta cualquier tipo de discusión a cerca de “planificación” que luego sería el criterio esencial del socialismo. ¿Por qué?

Fue la guerra civil posterior a octubre la que hizo enfrentar a la dirección del partido directamente al problema. La guerra condujo al “comunismo de guerra”, el cual como cualquier otra economía de guerra conlleva planificación y dirección de la economía por parte del Estado. Era imprescindible soportar los embates de la burguesía. Había que sostenerse en el poder, pues al quedar aislada la revolución eso era con lo único que contaban los bolchevique: poder.

Rusia estaba, después de la guerra, en ruinas y mucho más atrasada que en la época de los zares. Dos millones de personas emigraron privando al Estado soviético de una importante cantidad de cuadros preparados. Desapareció el desarrollo industrial alcanzado con el zar y la mayor parte de los obreros industriales que formaba la base del partido estaban muertos o dispersados por la revolución y la guerra civil, o trasladados a las oficinas del Estado o del partido. Lo que quedaba era una Rusia todavía más anclada en el pasado, la masa inmóvil e inerte del campesinado a quienes la revolución (contra los criterios marxistas tradicionales) había dado tierras como un precio necesario para la victoria y para gobernar una cantidad de burócratas cuyo nivel cultural era más bajo que los de antes. Por encima de esta masa estaba el partido Bolchevique que contaba con poca representatividad.

En este contexto el gobierno dirigido por Lenin se vio obligado tomar determinaciones que reflejaron el realismo característico del gran líder de la revolución y que en cierta medida contradecía los postulados teóricos del marxismo y para algunos constituía una derrota del comunismo: la NEP buscaba lograr una industrialización acelerada a costa de concesiones a campesinos y sectores pequeños burgueses.

“¿Qué opciones tenía ese régimen, que se encontraba, además, aislado y boicoteado por los gobiernos y los capitalistas extranjeros?”, se pregunta Eric Hobsbawn en su “Historia del siglo XX”.

La toma del poder. Gobernar.

Aclaremos nuevamente que el Partido Bolchevique no se hace con el poder en busca de modificar lo que no sale bien en el sistema vigente para lograr mejorar la calidad de vida del pueblo. Tiene como fin máximo acabar con la explotación del hombre por el hombre. Destruir el sistema capitalista que permite que una minoría se apropie del trabajo de la mayoría sometiéndola a las más penosas condiciones de vida y construir una sociedad libre de explotación y carencias donde el trabajo sea el principal motor de la libertad humana.

Con tal objetivo y teniendo en cuenta el contexto que rodea la revolución anteriormente descripta es que los bolcheviques comprenden la necesidad de sostenes la victoria en Rusia. Es así que nace la NEP...

Conclusión

Muerto ya Lenin la dirección soviética tomará un rombo que fue denominado Stalinismo. Considero que el análisis de esa etapa requiere un estudio pormenorizado. Sin embargo me atrevo a poner en cuestión las criticas que generalmente se le hacen: ¿No fue el Stalinismo producto del desarrollo de la lucha de clases? ¿No es acaso hijo de la Rusia destruida, de la NEP, de la necesidad empírica de centralizar y planificar?

Lejos está en mi ánimo y mis ideas justificar autoritarismos, burocracias ni crueldades. Pero, si ponemos por delante las características de Stalin como dirigente, sin entender que él es producto del proceso revolucionario, caeríamos en la simplificación de creer que la historia es realizada solo por grandes hombres que según su psiquis y sus ambiciones determinan el futuro.

Para terminar quisiera sumarme a un pensamiento de Eric Hobsbawn: “No cabe duda que bajo el liderazgo de alguna otro figura del Partido Bolchevique, los sufrimientos de los pueblos de la URSS hubieran sido menores al igual que sus víctimas. No obstante, cualquier política de modernización acelerada en la URSS, en las circunstancias de la época, habría resultado forzosamente despiadada, porque había que imponerla contra la mayoría de la población...”

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